miércoles, 27 de abril de 2011

Tatuaje del alma - Romualdo Brito


Yo tenía claro que en este blog no iban a haber muchos vallenatos, aunque las líricas de muchas canciones pueden coincidir con la intención del blog. En muchas casos, esas líricas son tan pobres, predecibles e insustanciales (por no decir que son una boleta), que acompañado de las estridencias del ritmo no pueden hacer más que detestables a esas canciones.

No será el caso de los pocos vallenatos que traiga a este Blog, como el de hoy. Un ritmo sutil, sin estridencia, sin lamentos de machista ofendido, con el orgullo herido, y una letra también sutil, que canta al infortunio de volverla a ver, y estaba tan linda (...) yo que creí que ya la había olvidado, y era mentira.

Una canción para enfrentarnos a la realidad de que perdimos en este juego de las escondidas, en el que en lugar de matar el monstruo lo metemos bajo la alfombra, alimentándose de nuestro aire y nuestra memoria, hasta que ya no cabe más y se nos muestra invicto, y más fuerte que nosotros.

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Tatuaje del alma - Silvio Brito

Después de tanto tiempo ayer la volví a ver y estaba tan linda,
como un sueño imposible,
como una estrella lejana,
así como el vuelo libre,
de una gaviota en la playa.

yo que creí que ya la había olvidado,
yo que creí que ya no me importaba,
yo que pensé que ya estaba curado
de aquella pasión que me atormentaba,
y era mentira, que no la amaba,
al ver sus ojos me perdí en su encanto
y sentí que mis fuerzas me abandonaban,
y era mentira, yo me engañaba,

todavía vibro al sentir su presencia
todavía siento que late en mi sangre,
aquel veneno que bebí en sus labios,
aquel veneno que hoy quiere matarme,

Sé que no voy a olvidarte corazón,
porque te llevo muy dentro,
como un tatuaje del alma vives prendida en mi pecho,
como un tatuaje del alma vives prendida en mi pecho,

Después de tanto tiempo,
ayer volvió a nacer en mi pecho la inquietud,
volví a prenderse el fuego, que yo creí apagado,
volví a soñar despierto y a despertar asustado,
porque en mi sueño apareció de nuevo,
su mirada profunda y transparente,
como la leña que ahora atiza el fuego
que dentro de mi pecho vuelve y se enciende,
que me consume muy lentamente,

Perdí la calma volví a ser el errante
que vaga tras la huella de lo imposible,
márchate lejos, déjame libre,
no me encadenes mas que ya no puedo,
darte más amor del que te he dado,
si nuestro amor se quedo en el intento,
seguir insistiendo ya sería pecado,
sé que no voy a olvidarte corazón, aunque andes por otro rumbo,
te llevo como un tatuaje en mi alma de vagabundo




Para resaltar:
yo que creí que ya la había olvidado,
yo que creí que ya no me importaba

1 comentario:

Diego Niño dijo...

Leí alguna vez que las canciones que Romualdo Brito escribió en esta época le pertenecen, por decirlo así, a su mujer (quien lo abandonó un día de lluvias, como afirma en Mi Presidio...

Un gusto conocerte, compañera de canciones y, quizás, de despechos...

Saludos desde la fría Bogotá