viernes, 13 de noviembre de 2009

Alice - Tom Waits

Ninguna canción de cuantas traiga a este blog, sin importar su género o intérprete, será más dulce y más demoledora que Alice, la canción que da nombre al álbum que Tom Waits grabó en 2002. Su voz áspera y el ritmo pausado parecen un lamento de moribundo que quiere firmar su rendición como si sólo eso faltara para morir en paz.

Toda la canción viste de luto riguroso y lleva la cabeza gacha: pareciera que no solo las palabras sino los solos del saxofón y el acompañamiento del piano quisieran entrar sin hacer ruido y sin sonreir, como si llegaran a un funeral amigo, y casi sin querer comienzan a tejer esa melodía que de corazón quisiéramos que no fuera la más triste del mundo para soportarla mejor. ¡Qué sentimiento de impotencia! No conozco otra canción que lo logre a ese nivel.

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ALICE (Tom Waits)

It's dreamy weather we're on
You waved your crooked wand
Along an icy pond with a frozen moon
A murder of silhouette crows I saw
And the tears on my face
And the skates on the pond
They spell Alice

I disappear in your name
But you must wait for me
Somewhere across the sea
There's a wreck of a ship
Your hair is like meadow grass
on the tide
And the raindrops on my window
And the ice in my drink
Baby all I can think of is Alice

Arithmetic arithmetock
Turn the hands back on the clock
How does the ocean rock the boat?
How did the razor find my throat?
The only strings that hold me here
Are tangled up around the pier

And so a secret kiss
brings madness with the bliss
And I will think of this
when I'm dead in my grave
Set me adrift and
I'm lost over there
And I must be insane
to go skating on your name
And by tracing it twice,
I fell through the ice
Of Alice




Para resaltar:
And the tears on my face, they spell Alice

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Dónde estás? - Edmundo Rivero

Era más que obvio: este blog no tendría sentido sin un tango. Pero no uno cualquiera, traído al azar sólo porque tangos hay muchos que cantan a la desilusión, al desconsuelo, al infortunio y a la suma de todas las tribulaciones, pues muchos hay bastante malos, lírica y musicalmente (Verbigracia, el 95% de la obra de Alfredo de Angelis); si tomamos en cuenta los millones de pistas grabadas, el ejercicio de selección se complica un poco más.

Pero hoy me he salido con la mía, pues traigo un tango memorable, cantado por una de las voces más tenebrosamente dulces que dio este género. Desde el primer verso se siente todo el peso de la mala fortuna sobre los hombros, ese que obliga a la vida entera a llevar la cabeza gacha y deja la sonrisa arrastrando los pies. La voz ronca de Rivero (y toda su gesticulación, para quienes lo han visto en video) le dá más solidez a esa melancolía, como si reforzara las paredes de una celda de la que no hay manera de escapar y cuya única distracción fuera una ventana por la cual gritar: ¿Dónde estás?

Este es uno de esos tangos que invita a llorar la vida entera y morir en el fondo de las botellas, como Lord Byron, como Verlaine, como las moscas de los bares, donde va mi vida en este grito, preguntando enloquecida ¿dónde estás?

Y a propósito, ¿dónde estás?  ¿Por qué me lo sigo preguntando si para saber decir con dios nos sobran los motivos? ¿Por qué me sigues dando vueltas en la cabeza si todo lo he intentado por negarte, por borrarte y olvidarte? ¿Ya no aguanto más? ¿todo es en mi vida una mentira?
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DONDE ESTÁS
Letra: Carlos Bahr. Música: Manuel Sucher

Todo es en mi vida una mentira,
que te niega y que suspira
por volverte a acariciar.
Miento cuando muestro indiferencia
siempre que alguien se recuerda
de tu nombre, al conversar.
Miento cuando paso de otro brazo
porque sueño a cada paso
que de pronto has de cruzar.
Todo lo he intentado por negarte,
por borrarte y olvidarte,
pero ya no puedo más.


¿Dónde estás?
En mi voz que lleva el viento
va el dolor de cien recuerdos,
que preguntan: ¿dónde estás?.
¿En que ciego torbellino
se enloquece este destino
que nos quiso separar?.
¿Dónde estás?...
¿Que palabra he de decirte, amor,
que pueda rescatar tu corazón?
Si al llamarte
va mi vida en este grito
que te busca enloquecldo
preguntando ¿dónde estás?.

Sé que aquel que pasa deja huellas
y comprendo que aún te duelan
los recuerdos de mi error.
Quiero disculparme con tu culpa,
mas no encuentro más disculpa
que mi ciega ofuscación.
Pero sólo Dios no se equivoca
y el rencor que ardió en mi boca
es dolor del corazón,
que hoy en su más hondo sentimiento
paga al precio del tormento
un minuto sin razón.





Para resaltar:

Todo es en mi vida una mentira, que te niega y que suspira por volverte a acariciar