Era más que obvio: este blog no tendría sentido sin un tango. Pero no uno cualquiera, traído al azar sólo porque tangos hay muchos que cantan a la desilusión, al desconsuelo, al infortunio y a la suma de todas las tribulaciones, pues muchos hay bastante malos, lírica y musicalmente (Verbigracia, el 95% de la obra de Alfredo de Angelis); si tomamos en cuenta los millones de pistas grabadas, el ejercicio de selección se complica un poco más.
Pero hoy me he salido con la mía, pues traigo un tango memorable, cantado por una de las voces más tenebrosamente dulces que dio este género. Desde el primer verso se siente todo el peso de la mala fortuna sobre los hombros, ese que obliga a la vida entera a llevar la cabeza gacha y deja la sonrisa arrastrando los pies. La voz ronca de Rivero (y toda su gesticulación, para quienes lo han visto en video) le dá más solidez a esa melancolía, como si reforzara las paredes de una celda de la que no hay manera de escapar y cuya única distracción fuera una ventana por la cual gritar: ¿Dónde estás?
Pero hoy me he salido con la mía, pues traigo un tango memorable, cantado por una de las voces más tenebrosamente dulces que dio este género. Desde el primer verso se siente todo el peso de la mala fortuna sobre los hombros, ese que obliga a la vida entera a llevar la cabeza gacha y deja la sonrisa arrastrando los pies. La voz ronca de Rivero (y toda su gesticulación, para quienes lo han visto en video) le dá más solidez a esa melancolía, como si reforzara las paredes de una celda de la que no hay manera de escapar y cuya única distracción fuera una ventana por la cual gritar: ¿Dónde estás?
Este es uno de esos tangos que invita a llorar la vida entera y morir en el fondo de las botellas, como Lord Byron, como Verlaine, como las moscas de los bares, donde va mi vida en este grito, preguntando enloquecida ¿dónde estás?
Y a propósito, ¿dónde estás? ¿Por qué me lo sigo preguntando si para saber decir con dios nos sobran los motivos? ¿Por qué me sigues dando vueltas en la cabeza si todo lo he intentado por negarte, por borrarte y olvidarte? ¿Ya no aguanto más? ¿todo es en mi vida una mentira?
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DONDE ESTÁS
Letra: Carlos Bahr. Música: Manuel Sucher
Todo es en mi vida una mentira,
que te niega y que suspira
por volverte a acariciar.
Miento cuando muestro indiferencia
siempre que alguien se recuerda
de tu nombre, al conversar.
Miento cuando paso de otro brazo
porque sueño a cada paso
que de pronto has de cruzar.
Todo lo he intentado por negarte,
por borrarte y olvidarte,
pero ya no puedo más.
¿Dónde estás?
En mi voz que lleva el viento
va el dolor de cien recuerdos,
que preguntan: ¿dónde estás?.
¿En que ciego torbellino
se enloquece este destino
que nos quiso separar?.
¿Dónde estás?...
¿Que palabra he de decirte, amor,
que pueda rescatar tu corazón?
Si al llamarte
va mi vida en este grito
que te busca enloquecldo
preguntando ¿dónde estás?.
Sé que aquel que pasa deja huellas
y comprendo que aún te duelan
los recuerdos de mi error.
Quiero disculparme con tu culpa,
mas no encuentro más disculpa
que mi ciega ofuscación.
Pero sólo Dios no se equivoca
y el rencor que ardió en mi boca
es dolor del corazón,
que hoy en su más hondo sentimiento
paga al precio del tormento
un minuto sin razón.
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DONDE ESTÁS
Letra: Carlos Bahr. Música: Manuel Sucher
Todo es en mi vida una mentira,
que te niega y que suspira
por volverte a acariciar.
Miento cuando muestro indiferencia
siempre que alguien se recuerda
de tu nombre, al conversar.
Miento cuando paso de otro brazo
porque sueño a cada paso
que de pronto has de cruzar.
Todo lo he intentado por negarte,
por borrarte y olvidarte,
pero ya no puedo más.
¿Dónde estás?
En mi voz que lleva el viento
va el dolor de cien recuerdos,
que preguntan: ¿dónde estás?.
¿En que ciego torbellino
se enloquece este destino
que nos quiso separar?.
¿Dónde estás?...
¿Que palabra he de decirte, amor,
que pueda rescatar tu corazón?
Si al llamarte
va mi vida en este grito
que te busca enloquecldo
preguntando ¿dónde estás?.
Sé que aquel que pasa deja huellas
y comprendo que aún te duelan
los recuerdos de mi error.
Quiero disculparme con tu culpa,
mas no encuentro más disculpa
que mi ciega ofuscación.
Pero sólo Dios no se equivoca
y el rencor que ardió en mi boca
es dolor del corazón,
que hoy en su más hondo sentimiento
paga al precio del tormento
un minuto sin razón.
Para resaltar:
Todo es en mi vida una mentira, que te niega y que suspira por volverte a acariciar
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