Seguiré la sugerencia de un visitante y traeré este tangazo que hace meses tenía en lista de espera para que que no fueran muchos los tangos presentes frente a otros estilos musicales.
Julio Sosa tiene una voz atípica entre los cantantes de tango. Más grave, menos sedosa, con un aire de fortaleza que no tienen la mayoría de cantores, que con algunas de las líricas puede uno imaginárselos pusilánimes y sin criterio. Pero Julio Sosa es de los otros, de los fuertes, de los que parecerían invencibles: Y si un tango le hace cantar versos como este, más poderoso aún debe ser.
Y es que hasta el más bragado siempre resulta volviendo, como el perro arrepentido, a buscar perdón, con su mirada tan tierna y con el rabo entre las piernas. En el pequeño acto de tocar esa puerta se resumen semanas, meses o años enteros de desvelo, remordimiento, reflexión, fantaseo y negación de la realidad, y el ángel y el diablo que se paran en nuestros hombros a susurrarnos al oído te dicen lo mismo "Vé y toca esa puerta", y hay que tragarse el orgullo sin temor a lo que la indigestión sacaría de adentro, a veces uno quisiera que un buen taponazo nos sacara de ese camino, pero generalmente nos saca solo para retrasar el objetivo no para cancelarlo.
Al pobre fulano de hoy no le queda siquiera el consuelo que muchos tenemos, cuando nos dan un portazo y nos mandan de regreso a morirnos como mejor nos plazca. Eso, al menos, quita un poco el peso que nos dobla la espalda. Estoy seguro que hubiera preferido encontrarse una cachetada que encontrarse un candado de dolor.
Julio Sosa tiene una voz atípica entre los cantantes de tango. Más grave, menos sedosa, con un aire de fortaleza que no tienen la mayoría de cantores, que con algunas de las líricas puede uno imaginárselos pusilánimes y sin criterio. Pero Julio Sosa es de los otros, de los fuertes, de los que parecerían invencibles: Y si un tango le hace cantar versos como este, más poderoso aún debe ser.
Y es que hasta el más bragado siempre resulta volviendo, como el perro arrepentido, a buscar perdón, con su mirada tan tierna y con el rabo entre las piernas. En el pequeño acto de tocar esa puerta se resumen semanas, meses o años enteros de desvelo, remordimiento, reflexión, fantaseo y negación de la realidad, y el ángel y el diablo que se paran en nuestros hombros a susurrarnos al oído te dicen lo mismo "Vé y toca esa puerta", y hay que tragarse el orgullo sin temor a lo que la indigestión sacaría de adentro, a veces uno quisiera que un buen taponazo nos sacara de ese camino, pero generalmente nos saca solo para retrasar el objetivo no para cancelarlo.
Al pobre fulano de hoy no le queda siquiera el consuelo que muchos tenemos, cuando nos dan un portazo y nos mandan de regreso a morirnos como mejor nos plazca. Eso, al menos, quita un poco el peso que nos dobla la espalda. Estoy seguro que hubiera preferido encontrarse una cachetada que encontrarse un candado de dolor.
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NADA (Horacio Sanguinetti)
He llegado hasta tu casa...
Yo no se como he podido!
Si me han dicho que no estás,
Que ya nunca volverás,..
Si me han dicho que te has ido!
Cuanta nieve hay en mi alma!
Que silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,Un candado de dolor
Me detuvo el corazón.
Nada, nada queda de tu casa natal...
Solo telaranas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
Y es seguro que se ha muerto al irte tu.
Todo es una cruz!
Nada, nada más que tristeza y quietud...
Nadie que me diga si vives aun...
¿Donde estas, para decirte
Que hoy he vuelto arrepentido
A buscar tu amor?
Ya me alejo de tu casa
...y me voy yo ni se donde...
Sin querer te digo adiós
Y hasta el eco de tu voz
De la nada me responde.
En la cruz de tu candado
Por tu pena yo he rezado...
Y ha rodado en tu portón
Una lagrima hecha flor
De mi pobre corazón
Que hoy he vuelto arrepentido
A buscar tu amor?
Ya me alejo de tu casa
...y me voy yo ni se donde...
Sin querer te digo adiós
Y hasta el eco de tu voz
De la nada me responde.
En la cruz de tu candado
Por tu pena yo he rezado...
Y ha rodado en tu portón
Una lagrima hecha flor
De mi pobre corazón
Para Resaltar:
Cuánta nieve hay en mi alma!
Qué silencio hay en tu puerta!
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