Quizá sea el piropo más bello que yo haya escuchado en una canción: Mujer, tú eres mi presidio, y quizá haya soñado con una escena idílica en la que un trovador recorre pantanos, cuevas y desfiladeros para llegar a mi balcón y decir mujer, tú eres mi presidio. Quizá condimente el cuadro con el feliz abandono al antojo de la fortuna que el héroe tiene al decir que soy su presidio, que su mundo se ve a través de mis ojos, que el norte que lo guía es mi caprichosa voluntad, que ahí hay dos dragones, vé y los matas porque me aburro, que su vida tiene sentido porque aquí estoy y aquí me quedo, y eso dará sentido a la mía. Pero no.
Y no, porque este presidio no es idílico. No estás perdido en el camino de mis sueños, no renuncias a tu voluntad con la rodilla al suelo en medio de un jardín florido mientras lanzo el pañuelo perfumado que te mantendrá con vida. Este puede ser un presidio de los de celdas oscuras y paredes mugrientas, de carceleros crueles y pandilleros sádicos como vecinos, de comida repugnante y la locura goteando del techo. Será el presidio en el que perderás la razón y la sonrisa, en el que verás el cielo solo para recordar lo que perdiste, a lo que renunciaste, voluntariamente, porque el destierro pensar vivir donde jamás lograras palpar mi presencia, sería peor.
No es aquí donde quisieras refugiarte
Mi Presidio (Romualdo Brito)
Te vi partir, y el amor en mi silencio se hizo llanto
vi juguetear sobre tu espalda, haciendo olas, tus cabellos
fija mirada, en la distancia yo iba siguiendo tus pasos
vi diluir en tus pupilas empañadas mi embeleso.
Pensé vivir donde jamás lograra palpar tu presencia
ha visto el cielo del olvido y me di cuenta
que estoy perdido en el camino de mis sueños.
Mujer tu eres mi presidio, mi corazón es cobarde
en ti quiero refugiarme, aunque existen mil motivos
que ha sido imposible darme amor tesoro escondido.
Como felino, en acechanza vivo siguiendo tus pasos
me siento esclavo de la noble y sublime intensión de tenerte
y no te enojes si por sincero un día te pido lo deseado
quiero que sepas: solo al mirarte la ansiedad loco me vuelve
y tu haz notado que no es antojo simplemente el que me asiste
es una amor que he combatido pero insiste
y me seduce para que te siga amando.
tu escrutadora mirada, tu voz callada me avisa
que me quieres con el alma lo confirma tu sonrisa
y que tal vez sea mañana que acudirás a mi cita.
Para resaltar:
Mujer, tú eres mi presidio.